18 feb 2009

Estudio de la caetra.

-LARO-

LA CAETRA : El escudo de Iberia.

La caetra era el escudo típico de Iberia y su utilización se remonta a la Edad de Bronce, sobre todo en el Sur-Este de la Península Ibérica. Tenía forma redondeada, con unas dimensiones que oscilaban entre los 50 y 70 centímetros de diámetro, fabricada en cuero o en madera forrada de piel. Probablemente se trata de una serie de discos de cuero de diferente diámetro encolados entre sí y apretados contra un molde para crear la concavidad central que permitía colocar una empuñadura sencilla que aseguraba el conjunto. Llevaban una correa, llamada talamón, sujeta a dos anillas móviles para colgar el arma del hombro durante la marcha o para enrollarla en torno a la muñeca en combate. Una almohadilla de lana protegía los nudillos.
El escudo de cuero era demasiado liviano y los de madera eran los más utilizados, al menos desde el S. IV a.C., según muestran los arqueólogos.
Constituía una protección apta para el combate en formación o en guerrilla. A pesar de que se pueda pensar que la caetra era pequeña, era suficiente para proteger adecuadamente el torso del guerrero.
De entre las diversas formas posibles de escudo, la circular era la que con más economía se adaptaba a un uso polivalente. Por ejemplo, el escudo en forma de lágrima o de cometa característico de la Alta Edad Media, protegía muy bien a un jinete montado desde los hombros al tobillo sin estorbar la monta, pero era menos eficaz a pie y era más complejo de fabricar. El escudo rectangular grande protegía más el cuerpo, sobre todo en una formación cerrada, pero resultaba incómodo para combatir en guerrilla. El oval pequeño, en cambio, no protegía bien en formación. El escudo circular entre los 50 y los 70 cm de diámetro, se adaptaba tanto a un uso en formación, como en guerrilla, a pie o montado, aunque no fuera el mejor en cada uno de estos caso.
En las representaciones aparecen estos escudos con una empuñadura central y, en algunos casos, como una serie de círculos concéntricos. Esta doble característica aparece en uno de los más antiguos monumentos ibéricos conocidos con figuras humanas, el conjunto escultórico de Porcuna (Jaen), de mediados del S. V a.C.
Junto a los escudos de cuero existían otros de madera, decorados al exterior con grandes tachones de bronce repujado, láminas finas que no añaden apenas protección ni llegan al borde del escudo, pero que resultarían imponentes. Estas decoraciones aparecen en toda la Península desde el S. V a.C.
Al morir el guerrero el escudo ardía en la pira funeraria, pero gracias al estudio de las manillas tenemos una idea bastante precisa de las características de la caetra.
La decoración exterior que adornaba los escudos no cumplía una mera función decorativa, sino que servía para identificar a los diferentes clanes, al menos es lo que lleva a creer las fuentes literarias del gran historiador del imperio Romano Tito Livio.



No hay comentarios:

Publicar un comentario